miércoles, 21 de enero de 2009

MUÑECA EN UN BAUL


Atrás quedaron los días en los que la luz lo iluminaba todo, en los que las risas eran mi voz, en los que sus manos eran mi única compañía y su mirada fija en la mía todo cuanto deseaba ver. Otra vez sumida en la oscuridad, rota apenas por los débiles rayos de luz que se filtraban por las rendijas del viejo baúl y que se clavaban en mi como agujas, hiriéndome, recordándome sin piedad momentos pasados, en otro mundo tan cercano como distante, tan sólo al otro lado de las paredes de madera que ahora eran mi morada.

Intento tras intento, a cada cual mas vano, intentando mover un cuerpo que no me obedece, deseándome arrastrar hacia la luz y atisbar cualquier movimiento exterior, puedo escuchar las burlas de los demás juguetes que yacen olvidados varios centímetros por debajo de mi, oigo sus comentarios, riéndose de cada intento mio, cruzando apuestas entre ellos por ver cuanto tardaré en darme por vencida.

Atrás quedaron los días en los que la luz lo iluminaba todo, en los que las risas eran mi voz, en los que sus manos eran mi única compañía y su mirada fija en la mía todo cuanto deseaba ver, el tiempo ya era sólo una palabra sin sentido para mi, seguía inmóvil en el mismo sitio, esperando, esperando con la paciencia del que sabe que todo termina por llegar, con los ojos sin vida mirando fijos a la tapa del baúl, con la sonrisa pintada en los labios y los brazos tendidos ligeramente hacia arriba, aguardando, aguardándole, con la única esperanza de que algún día, él recordara el viejo baúl.

En mi mente, se repiten las mismas palabras una y otra vez como una letanía, como una oración a cualquier Dios que desee escucharme, “Algún día”, algún día me tomará de nuevo entre sus manos, la luz volverá a iluminarlo todo y la oscuridad dejará de existir, para ser un simple recuerdo lejano como un sueño.

No hay comentarios: