domingo, 18 de septiembre de 2011

VOLVIENDO A SER NIÑA


En un principio me costó encontrar el inicio del viejo sendero, no las tenía todas conmigo cuando enfilé el camino escarpado que bordea el barranco del río, hasta que vi el pino en el que trepaba de niña, benditos lugares apartados, pensé, aún sigues aquí. Deseché la idea de subir tan pronto como me vino a la cabeza, hace demasiado tiempo que dejé de usar trenzas y no me apetecía acabar en el fondo del río, así que seguí subiendo por el camino hasta la cornisa en la que termina.

Me senté en el suelo y dejé colgar mis piernas en el abismo, como tantas veces hiciera, cogí la bolsa en la que había guardado unas cuantas rosquillas, sonreí al pensar en que hace años, era casi misión imposible agenciarse alguna, había que despistar a la abuela y sacarlas de la lata sin hacer ruido, causa en la que nos uníamos todos los primos, para después repartir el botín en algún rincón del pueblo.

Dejé que la vista vagara por el paisaje, han pasado treinta años desde que dejé de corretear por estos senderos, pero todo seguía mas o menos igual, el lago a mis pies tenía algo menos de agua de la que yo recordaba, pero aquel lugar sigue produciéndome las mismas sensaciones que en aquellos años, estuve de nuevo lejos de todo y en paz con mi soledad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegra leerte, saber que aunque estes pasando una época un miqueta dolenta al teu voltan, sigues ahí. Una sonrisa y cosquillas.