Estoy perdiendo las costumbres, no se si buenas o malas, pero mías a fin de cuentas.
He dejado de visitar, tal vez demasiados, rincones de personas que enriquecen con sus palabras, esta mente con demasiadas esquinas que a veces no me atrevo a doblar, para ver que hay del otro lado, por aquello de no mirar al abismo, no sea que éste te mire a ti.
He desconectado de demasiadas personas, que sin haber llegado a tomar un café frente a frente para charlar, me han hecho a veces pensar, y darme cuenta, de que un ejército de una sola persona, no es lo suficiente fuerte, y me hacen sentir que tengo un pequeño batallón de arqueros en la distancia.
No he dejado de dar abrazos, sobre todo a él, que los necesita mas que nunca, pero no me estoy permitiendo el recibirlos, sobre todo de la persona que me los da aunque yo no se los pida, por mucho que le diga que no los necesito, tienes razón, soy una mentirosa, cuando sonrio y digo que todo va de lujo, pero ya me conoces.....
Y sobre todo he perdido la costumbre de recordar las sensaciones vividas, al mirarme en el espejo, y ver los dibujos que dejabas sobre mi piel. La sonrisa de placer, del gato que se acaba de merendar un suculento ratón, cuando los acariciaba y sentía la suave punzada de dolor.
Cada vez, me doy mas cuenta, de lo mucho que lo echo de menos, aunque me repita mil veces, que puedo vivir sin ello, que puedo esperar, hasta sabe Dios cuando. Pero cada vez tengo mas miedo de no ser capaz de recuperar todo lo que he dejado aparcado, de que cuando quiera volver, ya no sepa como, o no sea capaz, o simplemente que a ti ya no te quede la paciencia de volver a enseñarme de nuevo.